El historiador y antropólogo Emmanuel Todd publica «¿Dónde estamos?» (Editorial Seuil). Los temas son Brexit, elección de Trump, potencialidades de » reconciliación sociológica » del electorado de izquierda… La revista francesa Les Inrocks.fr publica una extensa entrevista de la cual reproduzco mi traducción integral.
¿ Qué es lo que le motivó a escribir este libro?
Emmanuel Todd –
En 2011 saqué «El Origen de los sistemas familiares», un volumen de 750 páginas, que describe la diferenciación de los tipos familiares, a partir de un modelo original homo-sapiens único, la familia nuclear, dentro de una red de parentesco, flexible. Antes, entre 1983 y 1998, en varios libros había mostrado cómo la diversidad de los tipos familiares campesinos permitía explicar la diversidad de las trayectorias de modernización. ¿ Por qué se volvían ciertos países liberales puros en el momento en el que su población aprendía a leer y a escribir como los países anglosajones, mientras que otros se volvían liberales-igualitarios como Francia, y que otros todavía conocían crisis autoritarias y no igualitarias, como Alemania y Japón, o crisis sobre el modo autoritario e igualitario como Rusia o la China? El momento había venido para reunir estas dos partes de mi trabajo: la emergencia de los tipos familiares luego sus efectos sobre la diversidad del mundo actual, para comprender donde estamos de allí, y para comprender la persistencia en las evoluciones sociales actuales, de fuerzas de divergencia que habían permitido la diferenciación de los tipos familiares entre – 3300 y + 1900.
Usted analiza dos acontecimientos notables de 2016: Brexit y la elección de Trump. ¿ Cómo explica su surgimiento?
La estructura familiar anglo-americana es nuclear absoluta, individualista y flexible, jamás hubo reglas de igualdad de herencia entre los niños. Es la razón para la cual pudo producirse un aumento formidable de las desigualdades en los Estados Unidos, así como en Inglaterra con relación al resto de Europa. Pero la familia nuclear absoluta no es, hablando con propiedad, no igualitaria y la dinámica antiigualitaria de los sistemas de tipo anglo-americano alcanzó su límite.
El Brexit es un efecto de este límite, en un contexto donde los Ingleses no soportaban más los excesos del neoliberalismo y de la inmigración europea sin control. Lo mismo, la elección de Trump muestra que la revolución neoliberal está agotada. Desde el 1999, la mortalidad se puso a aumentar en los estratos menos educados de la población americana blanca.
Según usted, Brexit y la elección de Trump son también efectos de un sistema de enseñanza superior que » organiza la desigualdad «. El lazo no es evidente …
Todo el mundo se puso de acuerdo con el hecho de que el discriminante más explicativo para comprender el voto de los electores, es el nivel educativo. En el caso de las elecciones americanas, era estupefaciente, incluso apareció en los discursos: presentábamos a los electores de Trump como ignorantes, subeducados, y las categorías utilizadas por los sondeadores eran » College, BA » o » College, no degree «. El aumento de un subconsciente no igualitario esta vinculado al desarrollo de la educación superior, y a su llegada a estancamiento. Por todas partes, la educación superior quebrantó la homogeneidad cultural de las democracias liberales y creó la » gente de arriba » atados a los valores de apertura, y » gente de abajo » que reivindican el derecho de una nación que controla sus fronteras. Lo había escrito en 1997 en «La Ilusión económica». Es una idea que es ahora admitida, con veinte años de plazo en relación a su formulación.
¿ En qué este sistema de enseñanza superior es susceptible de » minar la democracia «?
Los valores de emancipación y de igualdad no animan más el sistema universitario, que se hizo un sistema de selección de la población. Durante mi infancia, la educación era emancipadora. Había un buen nivel de tolerancia al desvío . Había unos profes de historia o de filosofía comunistas, anarquistas… Hoy, un imperativo de perfección y pues de conformismo se instaló;. La función objetiva del sistema es escoger a la gente y retener a los que son más disciplinados y conformistas. Al final, la gente que acaba a la cabeza del país es incapaz de tener una idea – le dejo imaginar en quién pienso. ( alusión al Presidente Macron )
El sistema disfunciona aunque no vemos cómo, a buscar demasiado una baja de nivel del lado bajo de la pirámide escolar. Mirando hacia la «altura»: la «perfección» produce sólo una élite de semejantes. Pero para tener ideas, hace falta un mínimo de imperfección mental, y de accidentes en su vida, algunos rayaduritas como me lo decía bonitamente una amiga cuando tenía treinta años. Es lo que se presenta como la crema de la élite francesa, es decir el ENA ( Escuela Nacional de Administración), probablemente es sólo la crema de la zalamería .
La izquierda históricamente se apoyó en dos grupos sociales diferentes: los obreros y los intelectuales. ¿ Hoy esta convergencia le parece todavía posible, tomando en cuenta este sistema?
La tendencia general en Francia está en la polarización, y, peor aun al enfrentamiento de los grupos sociales, a su separación. Cada uno vive en su rincón. Votamos a Macron a más de 90 % en centro de la ciudad a la segunda vuelta, y votamos por Marine Le Pen en el norte obrero, etc. Pero lo que da esperanza, es que la estructura del voto Mélenchon se distingue de este esquema. El voto Mélenchon a la elección presidencial era inter-clasista.
François Ruffin, el hombre de la película «Gracias patron» es él mismo, diplomado del sistema superior, y sin embargo apasionado por el destino de las fábricas de su región de Amiens. Aunque Mélenchon, a mi parecer, es el símbolo de esta reconciliación sociológica. Representa sin duda algo importante.
¿ Bernie Sanders en los Estados Unidos o Jeremy Corbyn en Inglaterra no son portadores de la misma recomposición del campo político y electoral?
La historia continúa, no se detiene. En los Estados Unidos, como en Inglaterra, es el voto de la gente poco educada, los obreros, lo que provocó la elección de Trump y el Brexit. Pero otra renovación está en proceso: el de los jóvenes educados de la educación superior, cuyas condiciones de vida se degradan, los que vuelcan a la izquierda y son favorables al Estado. Sanders, que era proteccionista como Trump, es el síntoma en los Estados Unidos, igual que Corbyn en Inglaterra. En ambos casos es un personaje bastante de edad que fascina a la juventud, como si pasaran a la juventud el palo-testigo de las aspiraciones anteriores socialistoides o estatistas de antes del neo-liberalismo. Es un poco lo inverso de Macron, un joven que seduce a los viejos electores.
Este balanceo de los jóvenes diplomados de la enseñanza superior es lógico, porque los mecanismos de la globalización aplastaron de una parte a los obreros, cuyas fábricas han sido destruidas, pero también en segundo lugar los jóvenes, incluidos los educados. El aumento de interés de interés para el Estado, el proteccionismo, y la desaparición del miedo de la palabra «socialista» en el mundo anglo-americano son coherentes. Podemos pues imaginar en el futuro el reencuentro entre medios muy educados populares y jóvenes, lo que es más bien tranquilizador hay que admitirlo.
¿ Francia insumisa (LFI) encarna con sus ojos una alternativa electoral creíble al neoliberalismo?
LFI ( movimiento ciudadano liderado por Jean-Luc Melenchon) tiene virtualidades enormes de reconciliación sociológica, pero su verdadero problema, es el irrealismo económico y la geopolítica del equipo Mélenchon. No podemos tener un discurso anticapitalista básico en una situación donde Francia está encarcelada en el sistema europeo bajo control alemán. Francia es una potencia económica mediana, pues no puede escapar, salir del euro, sin un programa económico realista – es decir que milita bastante modestamente por un capitalismo regulado-, y sin poder contar con aliados geopolíticos poderosos. Así como estamos, de hecho, bajo dominación alemana, los aliados geopolíticos potenciales están como de costumbre del lado anglo-americano, más todavía que de Rusia quien no debe ser excluida no obstante del juego. No podremos escapar de Francfurt sin la ayuda de Washington y de Wall Street. Me cuesta imaginar al mélenchonismo volviendose proamericano. Tengo entonces dudas.
Jean-Luc Mélenchon preconiza una alianza con los países del Sur para establecer una relación de fuerza con Alemania … ¿ Cree en esta estrategia?
No. ¡ En este sentido soy un realista horrible, en la tradición de Marx! (Risas) Para mí la historia esta hecha por los países más poderosos. No es aliándose con países todavía más débiles que tú vayas a derribar la relación de fuerza con Alemania. Las contribuciones italianas y españolas a una caída de Europa forzosamente serían muy importantes, pero estos países están dominados en el espacio europeo.
Por cierto, si las élites francesas no se hubiesen contado a sí mismas y durante demasiado tiempo que Francia era tan fuerte como Alemania, y no hubieran tratado a italianos y españoles como como menos que nada, no estaríamos donde estamos. Pero a mi parecer, la influencia alemana sobre el continente esta demasiado adelantada para que en lo sucesivo esto baste. Las fuerzas geopolíticas que existen y que podrían permitir a Francia recobrar su independencia están del lado los Anglo-americanos y de rusos. Los ensueños mediterráneo y latinoamericano, no creo en eso. Si se quiere proyectar en el futuro, hay que situarse con relación a los países más avanzados.
¿ El crecimiento demográfico del continente africano no puede revolver la relación de fuerza geopolítica?
No, porque las masas demográficas al estado bruto no dicen nada de las relaciones de fuerza en el mundo. Fantaseamos sobre los países emergentes, pero la concentración de la producción de patentes triadicas, es decir depositados simultáneamente en los Estados Unidos, en Europa y en Japón, jamás ha sido tan fuerte. Las tecnologías del futuro jamás fueron a este nivel concentradas en la Tríada. Por otra parte, una de las grandes amenazas que los países avanzados hacen sentir de su propio peso el mundo en desarrollo, es robarles, a través de la emigración-inmigración una parte de su clase media educada, para rellenar los hoyos en su propia pirámide de edades. Al estado actual, la gente que se desplaza, por muy pobres que sean, a menudo forma parte de los elementos más educados y más dinámicos de las zonas de salida.
El primer país de exportación de materia gris, es China. Tiene un saldo migratorio deficitario de 1,5 millones al año, lo que aparece poco para 1,3 mil millones de habitantes, pero mucho si se sabe que estos 1,5 millones anuales son tomados en la parte más dinámica de la población. Además, estos emigrantes vienen para buscar la libertad. Entonces no estarán disponibles en China para hacerla más liberal.
¿ Esta inestabilidad puede tener consecuencias sobre el equilibrio mundial?
Hay dos grandes polos de inestabilidad en el mundo: primero China de la que se acaba de hablar, por razones demográficas pero también económicas. La China va a envejecer rápidamente, en consecuencia de una baja de fecundidad que fue brutal. Sobre todo, hay que ver que sus dirigentes no son unos genios de la economía, sino más bien post-stalinistas adeptos de los grandes trabajos inútiles quienes no logran colocar un crecimiento través de la demanda interior. No son los dirigentes chinos quiene determinaron el destino de China. Son las grandes empresas americanas y occidentales que decidieron utilizar su mano de obra. La crisis mundial rebota sobre ella y sus tasas de crecimiento bajan. Podríamos muy bien asistir a rebotes revolucionarios en este país en el que la mentalidad igualitaria podría volverse, al final, contra el régimen más bien que contra Japón como le incitan a eso los dirigentes.
Y luego esta Alemania, cuya estrategia económica conquistadora es a plazo incompatible con su potencial demográfico limitado. Alemania no renunció a ser potencia como pudo hacerlo Japón. Tiene una política extremadamente ambiciosa sobre el plan económico con un excedente comercial del 8 % de su PIB. Puso en trabajo a la población de Europa del Este, derroto a las industrias de Europa del oeste y del Sur, pero tiene un hoyo demográfico del tercio de los nacimientos cada año. Para conservar su potencia, necesita inmigración, a un nivel y a un ritmo que desordenan los equilibrios internos de la sociedad alemana.
En su libro usted escribe: » la supervivencia de la democracia tal como nosotros la conocimos en el siglo XX parece poco probable en las condiciones actuales […] pero la vuelta a un gobierno auténticamente oligárquico […] parece también improbable «. ¿ Hacia dónde nos dirigimos?
Estamos en una contradicción insoluble entra el igualitarismo que resulta de la instrucción primaria, y el inégalitarisme que emana de la enseñanza superior. Debemos sin embargo conciliar los valores de las de abajo y las de gente de arriba. En este sentido, la denuncia del popularismo y la denuncia de las élites son absurdas, porque no hay democracia sin pueblo, ni hay democracia sin élite. Hay que negociar un futuro aceptable para ellos todos. Pienso que estamos en Europa, en una parodia de finales del siglo XVII: los Ingleses por «Glorious Revolution» de 1688, acababan de estabilizar un sistema parlamentario, Francia estaba en el absolutismo de la época de Luis XIV. Aunque es un poco simplista, podríamos creer que esto empieza de nuevo: los Ingleses – con un partido conservador que acepta representar los intereses populares y administrar el Brexit están en una experimento de renovación del sistema representativo; los franceses ellos en una tentativa de renovación » énarchienne » del absolutismo de la época de Luis XIV. Eso es el macronisme: un sistema en el cual la gente de arriba reina sin maquillaje. La monarquía durante el reinado de Luis XIV se suponía de derecho divino, tenemos pues la elección en Francia hoy para encarnar lo divino, lo transcendental, entre el euro y Angela Merkel.
¿ Cómo vivió la polémica violenta a propósito de Quien es Charlie? ¿ Se ha desanimado a publicar?
Estoy orgulloso de este libro. Hice frente. Fui un investigador que hizo su deber de francés. Pero también identifiqué el límite, cómo se dice, «humano» de mi método. Soy fundamentalmente un investigador motivado por una ética pura de la verdad. Intervengo en el debate político cuando tengo el sentimiento de haber visto algo que otros no vieron y que podría servir al debate. Comprendí temprano que la moneda única jamás iba a marchar porque los países de la zona euro son demasiado diferentes en términos de estructuras antropológicas y de costumbres económicas. Y lo dije sin preocuparme demasiado de implicaciones humanas. Contribuí al debate, perdí por otra parte, pero esto no le creo problemas humanos a nadie.Con Charlie, estábamos en caliente, en una emoción colectiva, en una violencia de sangre. La gente fue sacudida, fui sacudido. Decir en un tal momento como el análisis cartográfico me había permitido aislar determinantes que sugerían que la gente no era completamente consciente de lo que hacían, una afirmación sociológica común, era violento y ofensivo en sí. En el contexto del desconcierto universal de la época, medí el límite de mi actitud de investigador que simplemente dice lo que ve. Perdí a muchos amigos, me enfermé. Ahora el país, desde el punto de vista de esta crisis específica, ha vuelto al equilibrio. Podemos por otra parte agradecer a Macron, a pesar de todo, por habernos hecho elegirlo hablando de otra cosa que de la inmigración y del Islam. Pero no quiero volver sobre este período. Me hizo alcanzar el límite de mi solidez psicológica: no me siento bien cuando se me odia.
¿ Todavía negociaría un tema delicado de actualidad? ¿ Iría en el debate público?
En este género de debate y de crisis… No creo. Parafrasearía no sé más que, posiblemente Montaigne: quiero hacer mi deber pero » la horca excluye «.
(Declaraciones) recogidas por David Doucet y Mathieu Dejean
«Donde nos estamos, un esbozo de la historia humana» , de Emmanuel Todd, editorial Seuil, 496 p., Septiembre 2017.